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Reverendo Smith

El accidente

-En principio no presenta ninguna fractura, no obstante, el traumatólogo de guardia le hará una inspección, posiblemente con pruebas radiológicas para verificar el diagnóstico. Tendrá que esperar un rato, ya que el traumatólogo está en quirófano con una operación.

Vaya mierda, encima que me ostian el coche y me lo destrozan, ¿mañana de nuevo al currele? No se lo creía ni él. No tuve por menos que darme un paseo por urgencias, y en uno de esos cuartos que tienen la costumbre de dejar abiertos, encontré una bata de un tal Dr. Ramírez que parecía hecha a mi medida, y un fonendo que colgado al cuello, daba el pego de estar doctorado en cualquier especialidad de medicina.Armado con tan convincente disfraz, me dispuse a hacer algo con lo que siempre había soñado: ser ginecólogo y ver muchos coños.Así que subí a la planta de ginecología, cogí prestados varios informes, y me dispuse a hacer la ronda de mis sueños.

Todo discurría a la perfección, los había exageradamente peludos, afeitados con forma de triángulo, rasurados con menos pelo que el Koyak, hasta que un tipo me reconoció al recordarme entrando ensangrentado un rato antes en urgencias.Resultó que el susodicho era el marido de mi “paciente” de aquel momento, y no debió hacerle mucha gracia que estuviese haciéndole una palpación vaginal a su señora, en el momento que él entraba en la habitación.

Siempre he pensado que la mala suerte acecha a mi alrededor. Ésta vez la mala suerte consistió en que el tipo era cinturón marrón de kárate. 

-Curiosamente las radiografías muestran tres fracturas en cúbito y radio. Son limpias, por lo cual no habrá que operar, eso si, le enyesaremos el brazo y tendrá que guardar reposo absoluto durante al menos un mes.

Después de todo, ese día estaba de suerte: me había sumergido en el mundo de los coños, tenía por lo menos un mes de vacaciones, y el seguro me iban  a pagar una pasta por el accidente.

Aquello era para empezar a creer en Dios, ¿o no?.

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